Patología Forense. Introducción a la Estrangulación: Mecanismos letales.

Como introducción al concepto, hablaremos de la clasificación genérica para las asfixias, entre las cuales podemos encontrar aquellas de carácter mecánico (en las que existe un agente de esta naturaleza que mediante diferentes procesos genera el proceso asfíctico) gracias al cual la disponibilidad del oxígeno y la eliminación de CO2 no es posible por parte de las células. Si la interrupción del flujo aéreo de carácter mecánico se debe a una comprensión del cuello, hablaremos de un grupo subespecial de asfixias mecánicas denominadas cervicales, en las cuales, un agente cualquiera ejerce dicha compresión cervical.

Dentro de las asfixias mecánicas cervicales, encontraremos dos tipos:

  • La ahorcadura
  • La estrangulación

En este escrito centraré la atención en la segunda: La estrangulación. Podemos entender como definición de la misma, a toda aquella comprensión de la región cervical mediante una fuerza externa y activa, nunca pasiva por la tracción debida al propio peso de la víctima (pues en ese caso, hablaremos de ahorcadura).

Según Abder-Rahman, 1999; Canadian Centre for Justice Statistics, 2000; Hougen 1999, la estrangulación homicida representa entre el 10 y el 20% de la totalidad de los homicidios en países como Escocia, Canadá o Japón.

Kominoto 1997; Rogde et al, 2001, establecen que este tipo de mecanismo de agresión refleja usualmente un elevado componente pasional. Las víctimas por norma general son familiares del agresor (alto % en casos de psicopatía), y en el 75% de los casos, hablaremos de víctimas mujeres y niños.

En lo relativo a los motivos de la estrangulación, Rogde et al, 2001, Srivastava et al, 2987, afirman que la violación, la celotipia sexual y rivalidad personal son los más frecuentes alegados.

Resulta muy frecuente encontrar entre los mecanismos de muerte empleados por criminales y depredadores sexuales la estrangulación, incluyendo especialmente aquellos en los que predomina un componente sádico. Estadísticamente hablando, podemos rescatar referencias de Warren et a, 1996, que cifra entre el 59% en asesinos sádicos en serie, y el 67% (referencia de Safarik et al, 2002) en un grupo de criminales sexuales.

En el subgrupo de criminales sexuales con gran componente sádico, la habitual es la estrangulación mediante ligadura (detalle que no se da en criminales sexuales no sádicos, Gratzer et al, 1995). Si nos preguntamos acerca del por qué de este mecanismo, hallaremos la respuesta en la posición relativa entre agresor y víctima (superioridad-dominancia), así como el interés en evitar que la misma pueda gritar, mediante opresión de garganta.

En lo relativo a las víctimas, por norma general son personas con escasa fuerza física en comparación a su agresor. No pueden zafarse en caso de intento de estrangulación. Este mecanismo es usado habitualmente por varones.

De nuevo, desde el punto de vista estadístico, las mujeres con trastorno de personalidad estrangulan prioritariamente a otras mujeres, mientras que la psicóticas tienden a hacerlo con niños (Putkonen, et al 2001). Los varones en cambio, rara vez matan niños mediante este método.

Otro aspecto importante a destacar, son las estrangulaciones accidentales, que, generalmente son incidentes en la población infantil. Este mecanismo de muerte, junto con la sofocación ha generado en EEUU una mortalidad infantil entre 2.8 y 12.5 muertes por cada 100.000 habitantes. Importante destacar, que esta tasa se ha cuadruplicado en las últimas décadas, según la aportación del estudio de Shapiro-Mendoza en 2009.

Centrándonos en los mecanismos letales que pueden generar la muerte mediante comprensiones extrínsecas de la región cervical, hablaremos de tres tipos de compresión:

  • Compresión de la vía aérea-SOFOCACIÓN.
  • Compresión vascular.
  • Estimulación vagal por compresión cervical.

La SOFOCACIÓN o compresión de la vía aérea, puede darse por oclusión de la vía aérea, y, por tanto, la interrupción del flujo aéreo. En estos casos, o bien se produce por el colapso laríngeo o bien se produce por compresión de la faringe contra la base de la lengua, ocluyendo la vía aérea.

Según estudios de Brouardel en 1897, para colapsar una laringe hace falta un peso de 15-20 kg, pero lógicamente, hay que remarcar que depende de la altura a la que se ejerza la presión, ésta tendrá que vencer estructuras más o menos resistentes.

La oclusión a nivel de la membrana tirohioidea se consigue con presiones de tan sólo 5kg (Koops 1983) mientras que en la tráquea la presión debe ascender a los 15 KG (Brouadel 1897).

Si la presión alcanza o supera los 19 Kg (Travis 1975) pueden mostrar fracturas del cricoides (cartílago más inferior de la laringe, entre tiroides y tráquea). Pero, en todas estas cifras, es indispensable tener en cuenta tanto la calidad del cartílago, como el grado de osificación y mineralización.

Estos análisis, sugieren que la oclusión de la vía aérea no es un mecanismo de muerte frecuente en la estrangulación (Di Mario 2003).

La COMPRESIÓN VASCULAR es el mecanismo que deriva de la mayor presión en los vasos sanguíneos y la carótida, en la estructura cervical.

En el primero de los casos (vasos sanguíneos), existirá un impedimento del retorno venoso, originando una congestión generalizada de los vasos cerebrales. En el segundo caso, la carótida, existe una isquemia en territorio cerebral que no puede ser compensado por el aporte sanguíneo mediante el sistema vertebral. En ambos casos la muerte se produce por anoxia cerebral (falta de oxígeno).

La oclusión vascular es un proceso en el que la falta de consciencia no acontece hasta pasados unos segundos (algunos autores lo cifran en 10 seg). El EEG (electroencefalograma) muestra unos patrones de aumento de amplitud similares a los observados en una crisis epiléptica. Este patrón regresa en 20 segundos después de la circulación carotídea, si ésta sobreviene a tiempo. En otros casos, este tipo de compresión es usado con fines autoeróticos, pues estudios de Tournel G en 2001 refieren un incremento en el placer sexual.

Al contrario que en la vía aérea, los vasos son mucho más fácilmente colapsables. Con tan sólo unos 2 kg de presión se pueden ocluir las yugulares (Brouardel 1897), mientras que las carótidas, en función de la dirección con la que se ejerza la fuerza, pueden ser ocluidas con presiones que oscilan entre los 2.5 y 10 Kg (Brouardel 1897, Brikmann 1987).

Para ocluir los vasos menos accesibles o bien para lograr una oclusión vascular cuando el agente compresor no está dirigido adecuadamente, se requieren, presiones superiores. Las arterias vertebrales son colapsadas con presiones oblicuas de 8 a 30 Kg según refieren los estudios de Brouardel 1897, Schwarzacher 1928 y Brikmann 1987.

Cuando la compresión del lazo es horizontal y perpendicular al eje mayor del cuello, se requerirá una presión por encima de los 30 Kg (Brouardel 1897).

No obstante, es muy importante tener en cuenta, como cautela esencial, considerar la gran variedad interindividual debido al desarrollo de la musculatura cervical, así como la superficie donde se aplica tal fuerza.

Por último, la ESTIMULACIÓN VAGAL se da cuando la compresión cervical puede generar una estimulación del seno carotídeo. Esta estimulación de los barorreceptores carotídeos (receptores de presión arterial) determina una relación de estímulo parasimpático con bradicardia y colapso, que además puede provocar una parada cardíaca, e incluso desencadenar arritmias como fibrilación ventricular.

Cuando la muerte sobreviene por estimulación vagal, ésta puede acontecer incluso antes de que aparezcan los fenómenos típicos de la asfixia.

**Para los lectores no especializados, indicar, que la estimulación vagal adquiere su nombre por el nervio vago, que es el décimo de los doce pares craneales (nervios que surgen del cerebro o tronco encefálico), y transmite estímulos nerviosos a la faringe, esófago, laringe, tráquea, bronquios, corazón, estómago, páncreas, hígado y vísceras varias.

Por la localización anatómica del seno carotídeo, es más frecuente que este mecanismo letal se dé en estrangulaciones manuales en la que los dedos penetran más profundamente en la región lateral cervical, estimulado así el seno. No obstante, no es descartable en otros tipos de estrangulaciones.

 

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Dr. Carlos Cuadrado Gómez-Serranillos

Medicina Forense – Madrid